La depresión es un trastorno del estado de ánimo que afecta profundamente tanto el bienestar emocional como el físico. Uno de los síntomas más debilitantes es la fatiga persistente y la somnolencia extrema, que pueden impactar negativamente en la calidad de vida, el rendimiento laboral y las relaciones interpersonales. Pero, ¿cuál es la razón detrás de este agotamiento constante? A continuación, exploramos los mecanismos biológicos y psicológicos que explican esta conexión y cómo podemos abordarla de manera efectiva.
¿Cómo afecta la depresión al sistema nervioso?
La conexión entre la depresión y el cerebro
El cerebro de una persona con depresión funciona de manera distinta al de una persona sin esta condición. Estudios de neuroimagen han mostrado que áreas como la amígdala, responsable del procesamiento emocional, están hiperactivas, mientras que la corteza prefrontal, encargada del pensamiento racional y la toma de decisiones, muestra una actividad reducida. Estos cambios pueden generar dificultades para gestionar el estrés, lo que a su vez contribuye a la sensación de agotamiento mental y físico.
Cambios en los neurotransmisores y su impacto en la energía
Los neurotransmisores juegan un papel fundamental en la regulación del estado de ánimo y la energía. Un déficit en serotonina, dopamina y noradrenalina puede traducirse en sensaciones de fatiga constante, falta de motivación y dificultad para experimentar placer. Es por esto que muchas personas con depresión sienten que, a pesar de descansar, su cuerpo sigue agotado.
Relación entre la depresión, la somnolencia y la fatiga

¿Por qué la depresión provoca cansancio extremo?
El cansancio extremo asociado con la depresión no es simplemente una falta de energía física, sino un agotamiento integral que involucra tanto el cuerpo como la mente. Las tareas diarias pueden volverse abrumadoras, y hasta acciones simples como levantarse de la cama o preparar una comida pueden parecer insuperables. Además, la fatiga depresiva no se alivia con el descanso habitual, lo que la hace especialmente desafiante de tratar.
Desequilibrios químicos y agotamiento mental
Cuando los niveles de neurotransmisores están alterados, el cerebro necesita realizar un esfuerzo adicional para desempeñar sus funciones básicas. Esta sobrecarga mental contribuye a la sensación de agotamiento crónico. Un estudio publicado en The Lancet Psychiatry señala que las personas con depresión presentan un metabolismo cerebral reducido en zonas vinculadas con la regulación del sueño y la vigilia, lo que explica la aparición de trastornos del sueño.
Falta de motivación y su impacto en la energía
La anhedonia, o incapacidad para experimentar placer, es otro factor que agrava la fatiga depresiva. Las actividades que antes resultaban gratificantes dejan de ser atractivas, lo que reduce la motivación para mantenerse activo y, en consecuencia, refuerza el círculo vicioso del cansancio.
Alteraciones en los ritmos circadianos y el sueño
Los ritmos circadianos regulan el ciclo de sueño-vigilia, y la depresión puede desajustarlos de forma drástica. Algunas personas experimentan insomnio, mientras que otras presentan hipersomnia. Ambos trastornos afectan la calidad del descanso y contribuyen a la fatiga diurna excesiva.
Por lo tanto, podemos confirmar que la depresión influye en la somnolencia y la fatiga
¿Cómo afecta la depresión al sueño?
El sueño y la depresión están estrechamente relacionados, y sus efectos pueden convertirse en un círculo vicioso. Las alteraciones en los patrones de descanso son una de las manifestaciones más comunes de este trastorno, afectando tanto la cantidad como la calidad del sueño. Mientras que algunas personas experimentan insomnio severo, otras pueden sentir una somnolencia extrema, lo que impacta su rutina diaria y agrava los síntomas depresivos.
Uno de los principales mecanismos detrás de esta alteración es el desajuste en los ritmos circadianos. La depresión puede afectar la producción de melatonina, la hormona encargada de regular el ciclo sueño-vigilia, provocando que la persona tenga dificultades para dormir en horarios regulares. Además, el estrés y la ansiedad asociados con la depresión pueden generar una hiperactivación del sistema nervioso, impidiendo un descanso profundo y reparador.
Por otro lado, el impacto de la depresión en el sueño no solo se limita a la cantidad de horas dormidas, sino también a la calidad del descanso. Muchas personas con depresión reportan despertares frecuentes durante la noche y una sensación de fatiga al despertar, incluso después de haber dormido suficientes horas. Esto se debe a que la depresión puede alterar las fases del sueño, reduciendo la cantidad de sueño REM, que es esencial para la recuperación mental y emocional.
Estrategias para combatir la somnolencia y la fatiga causadas por la depresión
Hábitos de sueño saludables para mejorar la energía
Establecer una rutina de sueño, evitar la exposición a pantallas antes de dormir y realizar ejercicios de relajación pueden mejorar la calidad del descanso.
Alimentación y ejercicio
El ejercicio físico estimula la liberación de endorfinas, lo que contribuye a mejorar el estado de ánimo. Asimismo, una dieta equilibrada con un buen aporte de omega-3 y antioxidantes puede favorecer el equilibrio neurotransmisor.
Terapias y tratamientos recomendados
La terapia psicológica es fundamental para abordar la depresión y sus manifestaciones físicas. En Victoria Psicología, ofrecemos tratamientos personalizados para mejorar la salud mental y la calidad de vida.
Consecuencias a largo plazo de la fatiga por depresión
Si no se trata, la fatiga crónica puede afectar significativamente la calidad de vida, el rendimiento laboral y aumentar el riesgo de enfermedades cardiovasculares. Por ello, buscar ayuda profesional y adoptar estrategias de autocuidado es esencial para recuperar el bienestar.